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viernes

Amarguras

Ayer, en el banco, en una situación tan poco sugerente como la de estar en la cola de una ventanilla para entregar la declaración de la renta, mientras miraba a través del cristal el pasar de la gente y las camisas con corbata, de repente, como una sacudida, vinieron a mi mente todos los recuerdos de aquel día de los inocentes que no fue tal. Quedaron las palabras que el dolor atenazó aquellos días y no pudieron ser escritas y sin embargo, ayer, desde la distancia y sin motivo aparente, todo surgió. Alguien o algo quiso que todo eso quedase escrito. Mejor o peor, uno de los días más dolorosos de mi existencia se describe en estas tristes palabras...

Una mañana helada
absurda, cruel, manejada
Luces que faltan, labios mordidos
Un paseo, unos libros,
un tiempo que no pasa
El café más amargo,
la amabilidad más sumisa,
Unos pasos que no andan.
La agonía que se prolonga,
la burocracia que ata
la situación parecida
sin el dolor en el alma
las llaves sobre la mesa
el canje del hogar de mi casa
Las miradas tan diferentes
que no puedo dejar de mirarla
las cosas que se reparten
mi vida que se desgaja
Montones de billetes en sobres
en una mochila una vida,
manchada por el dinero
en una vida un vacío,
sin saber por donde salir,
sin rumbo, sin guía, sin nada.
Cercana, hiriente, lejana
difusa y ausente
su mirada vacía,
mi mirada extenuada
yo un pájaro sin alas, una mirada muerta
ella un rostro sin tez, una persona extraña
una sonrisa fingida
una tos duradera
temblorosa mi firma y la suya, clara.
Salir sin mirar atrás
el corazón que se para
la vida se hace borrosa
cuando los ojos sangran con lágrimas
ya no están las personas que eran
no quedan sino fantasmas
El llanto que se prolonga
y que ha inundado la casa
una amiga que me consuela
cuando no queda siquiera esperanza
con una rodilla en la tierra
la otra medio entregada
quiero dormir y dormir
quiero soñar que se acaba
cómo volver a nacer
cuando ha muerto tu alma.

©José Luis Pineda Requena
Córdoba, 20 de Junio de 2005

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