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Miramientos: Cómo hemos cambiado

La primera foto está tomada el 1 de febrero de 2003. Era su primer partido contra el Barcelona en el Vicente Calderón. Hizo un gol y el Atleti ganó. Tenía 18 años y los aparentaba. No recuerdo que hiciera un frío especial aquella noche en Madrid, aunque la foto se hizo en la ribera del río, justo pisando el césped del fondo Norte del Vicente Calderón. La primera y única vez que hasta ahora lo he pisado. Fernando vestía un chándal, ni siquiera llevaba chaqueta, y apenas intercambiamos palabra. Para mí todo aquello era una sorpresa inesperada, imagino que para él ya empezaba a ser una rutina. Nos saludamos, intercambiamos algún tópico sobre el partido, nos hicimos la foto de rigor y se marchó. Iba en chándal, la ropa que todavía usan los niños un sábado por la noche cuando salen de la ducha después de haber hecho deporte. Su cara reflejaba a la perfección el niño que era y también la alegría de la noche y la esperanza de la vuelta. Pero de entre todas las cosas que podría decir de esa foto, tal vez el mejor resumen sea el chándal que vestía y la mochila que quedó fuera del cuadro.

El que está a la derecha de ese a quien todos conocéis soy yo por más que incluso a mí me cueste reconocerme. Aquella noche fue la inauguración del que siempre he guardado en mi memoria como el año más feliz de mi vida. Viendo la foto, y los zapatos, y la chaqueta, y esa bufanda que ahora no recuerdo dónde perdí, viendo mi pelo corto peinado a raya, de la misma forma en que mi madre me lo peinaba cuando niño para ir al colegio, me doy cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde aquello. Tanto que uno ya no se reconoce en las fotos. Y le parece que era lo que tal vez no fuera -el tiempo, ese elemento inagotable que todo desvanece- . Como cuando uno ve las fotos en blanco y negro que ya son de otra época.

Aquella noche yo dormí con ilusión más allá de la incertidumbre que me aguardaba. Ninguno de los dos teníamos idea de lo que nos esperaba.

La segunda foto es antesdeayer, del 2 de Febrero de 2008. Han pasado 5 años y un día y al observarla se me viene inevitablemente a la cabeza aquella canción de Presuntos Implicados que da título al post. Fernando sigue con su cara de niño, aunque ya no se pone el chándal después de los partidos. Viste un traje caro, negro, ceñido, elegante. Una camisa blanca con una corbata tipo Beatle quizás en un guiño a la ciudad que ahora lo acoge y adora. Tiene el pelo más largo y una sonrisa más profunda o tal vez más gastada por el uso. Esta vez estoy situado a su izquierda, como quien cierra un círculo y en lo que se ve, también he cambiado mucho: la ropa, el pelo y también la sonrisa, que me creció de nuevo, y ahora es tan distinta.

También en esta ocasión ganó su equipo -aunque esta vez ya no fuera el mío o al menos no del todo- , y él hizo un gol. Intercambiamos pocas palabras, yo le hablaba de aquella primera vez que él se esforzaba sin éxito en recordar -que distintas son las historias dependiendo del personaje que las narre-, una camiseta, unas fotos. Esta vez no era Madrid, era Liverpool y yo sí sentí el gélido frío de la ciudad. Han cambiado muchas cosas, aparte de las ropas y el pelo, y las sonrisas. Él acaba de comenzar su aventura particular en una tierra donde el volante está en el otro lado, y llueve mucho y hace frío y el sol poco a poco empieza a convertirse en un recuerdo. Pero nada de eso le impedirá ser feliz si tiene lo que ama, de la misma forma que ni siquiera todo el sol de Córdoba podría iluminar la oscuridad de lo contrario. Sé de lo que hablo porque también yo transité por esas laderas de la vida. Hace cinco años y un día. Después vino el desierto, y tras el desierto renacer, las otras vidas, las incertidumbres renovadas y las nuevas ilusiones. El cambio, que está mucho más allá de lo que se ve, de quien a duras penas alcanza a reconocerse en una foto de cinco años atrás. Tanto tiempo que a veces parece tan poco.

Dos fotos, cinco años y un día. Y una linda metáfora para interpretar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú estás mucho mejor, pero Torres me recuerda cada día más a Guti.....lo siento.
En cualquier caso, enhorabuena por haber cumplido un sueño!

Capitán Alatriste dijo...

Nuria por favor, ya me estás editando el comentario joder. Mira que no me gusta censurar.

¿A Guti? Por el amor de Dios...

Hombre sueño sueño....sueño es ver ganar al Atleti la copa de Europa, eso sí.

A.M. dijo...

Nada, el paso del tiempo apenas se nota, sigues igual de majete!! :)
Y por cierto pásate por mi blog! Tienes un premio para ti!!
Un abrazo muy grande majete!

Danelí dijo...

Si pasa el tiempo y no nos queda simplemente la sombra, si nos queda ese saborcito que nos indica que hemos cambiado, que hemos crecido, me parece que no hay de qué preocuparse. El problema del tiempo atrás casi siempre se vincula a la añoranza, la añoranza de algo perdido imposible de recuperar. Pero seguimos aquí, cambiando.

Un beso.

Anónimo dijo...

Yo sí que recuerdo la noche de febrero de 2003, y sí, hacía un frío de pelotas, al menos a las 5 de la madrugad. Yo asistí a ese partido...que tiempos..