En días como hoy la alegría no tira piedritas en la ventana precisamente, porque se ha muerto uno de los poetas con los que he crecido y que todavía vivía. Para mí Benedetti siempre tuvo el mismo rostro de hombre mayor, la misma tímida voz que construía grandes poemas con palabras pequeñas, sin artilugios ni imposturas. Siempre, como todos los escritores a los que admiro, me parecía que vivía con cierto halo de inmortalidad.
Ahora Benedetti se ha muerto y su poesía nos quedará para siempre, eso es cierto, pero ha muerto, y eso significa que ya no nos sorprenderá otra vez con un nuevo libro, con un nuevo verso. Benedetti se ha muerto y por fin descansa de la enfermedad y el martirio. Para qué vivir así, había dicho...y tenía razón.
Nos deja sus poemas y una pena incrustada, una silenciosa tristeza.
Piedritas en la ventana
De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que esta ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quien sabe donde quedan mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser computada
quien sabe que consejos voy a inventar aun
y que atajo hallare para no seguirlos
esta bien no jugare al desahucio
no tatuare el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
esta bien me doy por persuadido
que la alegría no tire mas piedras
abriré la ventana.
Mario Benedetti
No hay comentarios:
Publicar un comentario