Objetos que con el tiempo he ido eliminando cuando he notado que la imagen a la que pertenecieron se había difuminado para mí. El anillo de mi primera boda, aquella etiqueta de cerveza que rompimos para anotarnos el teléfono, la bata de mi última visita al hospital. Momentos importantes que terminaron no siéndolo. Percepciones engañosas. Sin embargo, tanto tiempo después, todavía conservo un cepillo de dientes ya deshilachado y un bote de perfume vacío en mi neceser. Cada vez que lo abro puedo recordar aquella escena como si la estuviese viviendo de nuevo, como si la hubiese repetido cada vez que observo esos objetos antiguos. Puedo sentir el olor, y la sequedad que arranca en mi boca e invade la totalidad de mi cuerpo. Puedo verlo todo de nuevo y temblar y sentir la angustia y la falta de aire y casi la asfixia. Puedo aterrorizarme aunque no quiera de la misma idéntica forma en que lo hice aquella terrible noche.
©José Luis Pineda Requena
Córdoba, 03 de noviembre de 2009
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