Te marchas sin haberlo imaginado, sin quererlo, sin poder decir adiós, dejando un reguero de ausencias y de llantos y dolor.
El espantoso e inhumano destino te ha parado el corazón que ansiaba por latir y te ha arrancado de la vida y de nosotros.
Pero no conseguirá arrebatarnos nuestra infancia, ni aquellas siestas del verano, ni las risas, ni los sueños que no se cumplirán. No podrá desposeernos de todos los recuerdos que nos hicieron tal como ahora somos. No, no podrá, ese destino cruel y despiadado, separarnos para siempre por más llanto y dolor y ausencias que ha dejado.
Porque siempre estarás entre nosotros.
El espantoso e inhumano destino te ha parado el corazón que ansiaba por latir y te ha arrancado de la vida y de nosotros.
Pero no conseguirá arrebatarnos nuestra infancia, ni aquellas siestas del verano, ni las risas, ni los sueños que no se cumplirán. No podrá desposeernos de todos los recuerdos que nos hicieron tal como ahora somos. No, no podrá, ese destino cruel y despiadado, separarnos para siempre por más llanto y dolor y ausencias que ha dejado.
Porque siempre estarás entre nosotros.