Toda la vida uno preocupándose por leer a los clásicos para poder hablar bien de ellos.
Toda la vida mimándolos, recomendándolos, tratándolos como si fueran de la familia. Toda, todita la vida.
Y entonces ellos, una mañana de domingo, tal vez celosos de la Eneida, se te vienen encima así de repente, atentando contra tu vida, para que no te quepa ya ni la más mínima duda de cuál es el peso de los clásicos.
5 comentarios:
Sí, las estanterías son traicioneras, jeje. Un abrazo. Te llego la revista?
jaja, y un domingo, es difícil asimilar la traición.
Un abrazo.
No le paso nada a Eneida?
No te lo vas a creer José Luis, pero a mí me pasó algo parecido hace algo más de un año.
En mi caso fueron todos los tomos del "Cossío" los que se desplomaron, al ceder el estante en el que reposaban. Por fortuna no hubo que lamentar daños personales, como espero que haya sido tu caso.
Un abrazo.
Amador, sí me llegó la revista, perdona que no te haya contestado, muchas gracias.
Daniela, Eneida salió intacta, lo peor se lo llevo el cuarto tomo de la historia de Herodoto.
Yo estoy bien Juan, solo el pulgar un poco machacado y rey para lo que podía haberme pasado si no ando listo de reflejos.
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