Un mes sin decir nada. Un mes sin nada que decir a este diario anónimo que nadie conoce ni lee pero que algún día me servirá para ver cómo estuve, como me encotré y cómo me repuese.
Es mayo en Córdoba y la ciudad abre sus patios hermosos y viejos a los ojos del mundo. El sol despide a base de calor al invierno más frío nunca y todo parece bello aquí. Mas no es un mayo cualquiera, es el primer mayo sin ella, a la que intento olvidar. A la que cada vez recuerdo menos pero que todavía lastra mis alas.
Poco a poco voy reconponiéndome, pero aún sigo sin norte ni guía. Me esfuerzo en aprender a disfrutar de mi soledad, en buscar los valores positivos de mi nuevo estatus. Y los detecto y los exploto pero no estoy seguro de que me satisfagan. Todo parece vacuo a veces, pero el convencimiento de que es, tiene que ser, un proceso lento, pausado, me mantiene en pie. Sé que voy a salir de aquí y que voy a salir mejor, más curtido, más fuerte, más yo. Sé que el amor vendrá de nuevo pero no ahora, no hasta que no levante la rodilla que quedó anclada a la tierra. No hasta que vuelva a mirar de frente a la vida, no hasta que vuelva a reencontrarme conmigo mismo.
1 comentario:
José Luis...no hasta que abras tu corazón, amor es tener los brazos abiertos, si cierras los brazos al amor , encontrarás que sólo te rodean a tí mismo.
Un beso.
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