- ¿Qué cómo es la vida después del amor? Para mí, es una pregunta sin sentido. ¿Cómo es la vida después del amor? Es incongruente. No hay después del amor. Es un contrasentido. Hay vida antes del amor. Y sobre ésta, todos podemos hablar. Absolutamente todos. Porque todos hemos vivido antes del amor. Pero no hay nada después del amor, sencillamente porque no existe después en el amor. El amor es eterno. Para toda la vida y para más allá de ella. – dijo con la seguridad de quien no podría estar más seguro de lo que afirmaba.
Todos, incluso ella, lo miraron con ese reflejo de tierno escepticismo con el que solían mirarlo cuando hablaban de amor. Pobrecito, pensaban. Qué iluso. Anda José Luis, pide una ronda que mejor hablamos de la vida en otros planetas.
Lo peor es que él lo pensaba de veras. Era quizás la convicción de su vida. Ese sustantivo reñía con el adverbio, no existían juntos. Amor y después. Menuda tontería.
Había tenido una vida antes del amor, claro que sí. Una vida expectante, esa es la palabra. Desde muy pequeñito había alimentado su concepto de amor en los libros, en su literatura. Amor era Florentino Ariza, la duquesa Sanseverina, amor era Julieta, Constance, Dulcinea. Así, entre páginas y sueños había conformado esa noción idílica que fue el motor de su vida. De su vida antes del amor.
Entonces, un día, casi sin darse cuenta, aquella concepción teórica tan bien sedimentada desgarró todas las costuras de su alma. Explotó y se personificó. Tocó a su puerta. Tenía un semblante infantil, una sonrisa que hubiera conquistado cualquier reino, era una dulzura que se hacía llamar Andrea.
Andrea fue su sueño hecho vida. Vivieron un amor adolescente mediada la veintena y siempre supo que había muerto el adverbio, supo que ya no habría después. Le molestaba que todo hubiera sucedido tan rápido, casi sin notarlo y pasado el tiempo se reprochaba la oportunidad perdida de ejecutar todas aquellas demostraciones y conquistas grandilocuentes que había leído en sus libros. No llegó como lo había soñado, llegó pausada, se incrustó en sus huesos silenciosa, casi sin notarlo. Aun así, no dejaba de ser una anécdota en aquella felicidad que lo inundaba.
Vivieron juntos, viajaron juntos, se amaron en todos y cada uno de los rincones que los contemplaron. Y él, aprovechaba cada reunión de amigos para gritar su concepto a los cuatro vientos. Ahora sí. Ya no había más teoría, ahora hablaba de hechos. ¿Por qué miráis con esa cara? ¿Es que no me veis?. Todos, incluida ella, seguían sin permutar el gesto. Que iluso, pobrecito.
Fue al cerrar aquella puerta, al dejar atrás aquel infierno deshabitado, cuando el recuerdo de aquella conversación, tantas veces repetida, lo paralizó. Sintió sus piernas flaquear y tuvo que sentarse en la escalera, junto a sus maletas, a descargar el mar de llanto en el que se estaba convirtiendo.
La vecina, que había escuchado el ruido y lo observaba curiosa por la mirilla salió en su ayuda, preocupada.
- José Luis, ¿qué te ha pasado? ¿Estás bien?
Y él, apenas girando su rostro la miró con ojos enrojecidos y con la voz rota, como un muerto en vida, alcanzó a preguntarle:
- ¿Qué es lo que puede venir después?
Todos, incluso ella, lo miraron con ese reflejo de tierno escepticismo con el que solían mirarlo cuando hablaban de amor. Pobrecito, pensaban. Qué iluso. Anda José Luis, pide una ronda que mejor hablamos de la vida en otros planetas.
Lo peor es que él lo pensaba de veras. Era quizás la convicción de su vida. Ese sustantivo reñía con el adverbio, no existían juntos. Amor y después. Menuda tontería.
Había tenido una vida antes del amor, claro que sí. Una vida expectante, esa es la palabra. Desde muy pequeñito había alimentado su concepto de amor en los libros, en su literatura. Amor era Florentino Ariza, la duquesa Sanseverina, amor era Julieta, Constance, Dulcinea. Así, entre páginas y sueños había conformado esa noción idílica que fue el motor de su vida. De su vida antes del amor.
Entonces, un día, casi sin darse cuenta, aquella concepción teórica tan bien sedimentada desgarró todas las costuras de su alma. Explotó y se personificó. Tocó a su puerta. Tenía un semblante infantil, una sonrisa que hubiera conquistado cualquier reino, era una dulzura que se hacía llamar Andrea.
Andrea fue su sueño hecho vida. Vivieron un amor adolescente mediada la veintena y siempre supo que había muerto el adverbio, supo que ya no habría después. Le molestaba que todo hubiera sucedido tan rápido, casi sin notarlo y pasado el tiempo se reprochaba la oportunidad perdida de ejecutar todas aquellas demostraciones y conquistas grandilocuentes que había leído en sus libros. No llegó como lo había soñado, llegó pausada, se incrustó en sus huesos silenciosa, casi sin notarlo. Aun así, no dejaba de ser una anécdota en aquella felicidad que lo inundaba.
Vivieron juntos, viajaron juntos, se amaron en todos y cada uno de los rincones que los contemplaron. Y él, aprovechaba cada reunión de amigos para gritar su concepto a los cuatro vientos. Ahora sí. Ya no había más teoría, ahora hablaba de hechos. ¿Por qué miráis con esa cara? ¿Es que no me veis?. Todos, incluida ella, seguían sin permutar el gesto. Que iluso, pobrecito.
Fue al cerrar aquella puerta, al dejar atrás aquel infierno deshabitado, cuando el recuerdo de aquella conversación, tantas veces repetida, lo paralizó. Sintió sus piernas flaquear y tuvo que sentarse en la escalera, junto a sus maletas, a descargar el mar de llanto en el que se estaba convirtiendo.
La vecina, que había escuchado el ruido y lo observaba curiosa por la mirilla salió en su ayuda, preocupada.
- José Luis, ¿qué te ha pasado? ¿Estás bien?
Y él, apenas girando su rostro la miró con ojos enrojecidos y con la voz rota, como un muerto en vida, alcanzó a preguntarle:
- ¿Qué es lo que puede venir después?
©José Luis Pineda Requena
Córdoba, 8 de noviembre 2006
17 comentarios:
Jose Luis,una vez más vuelvo a ser la primera, estoy al pie del blog!Comparto la teoría del amor eterno.
Es una continuación del desaparecido desalojo?
Un besito.
me ha encantado niño, en serio, pese a que esa imagen del amor eterno cada vez, cada día, me parece más una quimera, pero es tan bonito leerte, imaginarse algo así, y recordar las veces que has sentido que esta vez sí, esta sería eterno, vale que luego todos hemos vaciado mares de llantos, y nos hemos preguntado si tendríamos fuerzas para un después, y las hemos tenido sí, pero eso se ve ahora, y no en esos momentos tan duros. Lindo lindo, un besazo enormeeeeeeeeeee
Si señor, me ha encantado, ya esperaba yo algo así. Muchos creen en el amor eterno ¿Por qué no?, quizás no lo reconozcan, o simplemente sea una coraza por si pasa como a Jose Luis, verse en una escalera sentado, pensado ¿Qué viene después? Pero como dice lundra, uno siempre se repone, y quizás en algún momento llege ese amor eterno ¿Por qué no?...MJ
El amor es así capitán, caprichoso, es que tiene tantos matices...y al menos en el aspecto pasión o similares es muy, pero que muy caprichoso...pero no obstante el amor siempre queda a pesar de todo...¿cómo se puede dejar de querer a una persona? Yo creo que no se puede.
Un saludo.
Caprichoso amor como el azar, a veces nos juega malas pasadas.
Quiero creer que en algún momento se encuentra ese verdadero amor eterno, tan fuerte que aunque no se pueda vivir con total entrega perdura en nosotros.
Saludos
Siempre defenderé que se puede acabar una historia de amor con alguien, pero no el amor en sí mismo. Que no puede haber después porque el amor, siempre está en nosotros, aunque tras un desengaño sintamos que lo hemos perdido.
Después del amor, más amor. Sólo que el corazón necesita tiempo para recuperarse de los golpes del camino.
Mil besos
Después del amor...
Queda sólo lo que necesitamos que quede y se evapora lo que sobra.
Después del amor, si existiera un después, si existiera acaso el amor:sólo puede sobrevivir el alma, y perdurar...
Hola jose luis, k tl? cuantos días sin poder venir...........
vengo del amor...soy amor...aunque en muchas ocasiones no lo sienta.....y no se vivir sin estar envuelta de amor con amor.....
besito.
estais todos fumaos o que?
José Luis ...una vez más te felicito por tu bella forma de escribir, lo haces con el alma. Para mí el amor es eterno e ilimitado, sólo que bebemos a pequeños sorbos de ese océano infinito. Cada vez que se no seca el corazón, creemos que se ha secado el amor. Todos iniciamos el camino del amor por necesidad y sucede que esta puede ser destructiva, nace de la carencia y el miedo. Hacen falta tres ingredientes... necesidad, disposición a ser transformados, y apoyo, las tres fundamentales para recorrer el camino del amor y lograr así un amor eterno.
Besos.
Ayyyyyyyy me duele.
Como nos atraviesan esos momentos.
Los adioses son terribles.
Cariños.
¿Despues del amor?
Reconstrucción, mas amor.
besos
no se, creo que no lo he sabido nunca... joder, que mal leer cosas asi escuchando lo que escucho...
siempre pense que el amor se acaba y nace compañerismo, comodidad... tiene que ver con la pasion
pero no se contestar. bess
Hasta las cosas que creemos más seguras se desmoronan. Por suerte siempre existe forma de reconstruiros, el amor nunca muere del todo, al menos no dentro.
Un abrazo muy fuerte
Disculpad que no os conteste uno por uno pero he tenido una semana bastante liada.
Prometo ser más aplicado para la próxima. Muchísimas gracias por vuestra visita, vuestro tiempo y sobre todo por la molestia de decir algo siempre, que no sabéis como se agradece.
Besos!
es tan dificil la pregunta. y tan dificil la respuesta. es el amor eterno? yo creo que el amor es algo tan pero tan inmensamente bello y pleno que va mas alla de la eternidad. El amor puede decirse eterno, y terminarse antes de lo previsto. puede decirse no eterno, y durar eternamente. Es justamente eso lo que lo dota de su capacidad tan plena, el ser completamente inesperado. Es por eso que en mi opionion solo hace falta disfrutarlo y vivirlo completamente, cada dia, cada hora, cada segundo. Cada momento.
Les deseo a todos lo mejor y que puedan enamorarse tan plenamente como yo. Un abrazo.
Eugenia, te amo más alla de la eternidad.
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