La esperanza es lo último que se pierde, se decía a sí mismo cada vez que se acercaba a la barra del pub a pedir otra copa más de entre no se sabía ya cuantas. Una copa con la que su cuerpo probablemente ya no iba a llevarse del todo bien.
La esperanza es lo último que se pierde, pensaba de una forma automática y defensiva. Apenas quedaban chicas en el local, sólo borrachos como él, pero acudía inquebrantable a la búsqueda del enésimo whisky, aquel incondicional amigo que le permitía olvidarse de esa gran pesadilla con la que la vida le castigaba. Cuando uno está sobrio, cuando no tiene excusa para no pensar, y sabe a ciencia cierta que la felicidad es mucho más que encontrar a alguien con quien follar antes de volver a casa.
©José Luis Pineda Requena
Córdoba, 04 de diciembre de 2009
1 comentario:
Están tomando todos los relatos, hasta ahora, un cariz "oscuro". Espero q sea casualidad o tendré q esforzarme más cuando me pidas palabras para q no me dé una "depre".
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