El 2012 ha sido un año bastante aciago por lo general. La situación del país ha ido empeorando más y más. Ha sido el año de las mentiras de Rajoy, el año de los desahucios, de la agudización de la crisis. Afortunadamente nada de eso me ha afectado de una manera directa, al menos no de una manera violenta. Todavía me voy manteniendo al margen de tanta desgracia y por fortuna, para mí, el año dos mil doce ha sido un año maravilloso. Un año en el que he visto a mi niño crecer, sano y feliz, siempre con esa sonrisa que nos parece la mejor del mundo, fue el año de Bucarest, un viaje que nunca podré olvidar, uno de esos destinos que uno siempre estará recordando cuando cuente batallitas: Yo vi al Atleti ser campeón en Bucarest. Fue el año también de la Eurocopa, de GDansk, pero sobre todo, fue el año del Camino de Santiago, una experiencia tan grande, tan majestuosa, tan llena de matices y pequeños detalles, que todavía no me he atrevido a escribir sobre ella. Ha sido un año lleno de amor, un año en el que hemos ido viendo como se acercaba nuestra nueva casa y la hemos ido llenando poco a poco de esa imaginaria decoración que no puede comprarse en las tiendas de Ikea. De esperanza, de sueños. Ha sido, en definitiva, un año precioso.
2013 viene precedido de ese halo de incertidumbre que rodean estos tiempos. No voy a pedirle demasiado, tal vez por eso de que uno termina sintiéndose culpable por no ser un desgraciado ahora que todo el mundo parece serlo. Me conformaría con que todo siguiera igual, con que las cosas fluyeran a su ritmo. Con que no nos falte la salud ni el amor, y podamos seguir viendo crecer esa sonrisa que es la mejor del mundo. Será un año con muchos proyectos que voy a afrontar con una alegría y una ilusión renovadas, porque así me gusta empezar cada año, reciclando el contador, desplazando todo lo malo, dejándolo abandonado en el tiempo que se fue, y entrando limpio de mente e ideas al nuevo año que nos alumbra.
Feliz año a todos.
2 comentarios:
Espero que sea así, que el 2013 siga alimentando y haciendo crecer esa sonrisa única, y que no te falte ni la salud ni el amor. Un beso muy fuerte.
¡Gracias Saray!
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