El dado se le escurrió de la mano y aquello le pareció un mal presagio aunque ni por un sólo momento pensó en abandonar. Existen momentos en la vida en los que a sabiendas de que la carretera conduce al precipicio, no sabemos detenernos. Es como si se intuyera un extraño placer oculto en la destrucción. Mientras recogía el dado del suelo, vino a su mente la imagen del convite, la felicidad de todos, las sonrisas y la alegría sincera que los había invadido durante aquel reciente y efímero día. Su cuerpo se estremeció de nuevo con lo que podía suceder en unos segundos, pero no supo detenerse.
La silueta del crupier al fondo del tapete verde borró súbitamente el recuerdo de aquel día tan cercano. Ya reunidos los dos, agitó los dados en su mano y los arrojó al fondo de la mesa. Los puntos no sumaron siete y pudo ver en ese momento la magnitud del vacío que le esperaba al final de aquella carretera.
©José Luis Pineda Requena
Córdoba, 24 de noviembre de 2009
3 comentarios:
CAPITÁN ERES TÚ EL QUE COMPARTE COMMIGO LA ADMIRACIÓN POR PÉREZ REVERTE?
DESMESURA ENTRE LETRAS
Interesante relato el que tiene por título Precipicios. Lo mejor el último parrafo reproduce muy bien una sensación, un estado, una emoción.
Grande!!
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